La noche en que Bunbury fue Elvis y Amaral hizo los coros

Cuando la relación en una pareja se convierte en triángulo puede no estar del todo claro cuál de los tres vértices es el que estorba. Tampoco es fácil distinguir quién es hipotenusa y quién cateto.

¿Qué estamos dispuestos a hacer por amor? Es la pregunta que responden los tragicómicos personajes que habitan este libro. Se ven envueltos en situaciones que ponen a prueba las cotas de grandeza y de miseria que son capaces de alcanzar por lograr ser amados. Deambulan entre peleas callejeras en las pistas de los coches de choque, tebeos de “Esther y su mundo”, Barrio Sésamo, películas de Bruce Lee, los más castizos tablaos flamencos, las oficinas más glamurosas, o los casinos de Las Vegas.

Como nexo de unión entre todos ellos emerge la figura de Elvis. Su grandeza, su éxito, sus errores, y sobre todo su música, se cuelan en cada rincón. Aunque a veces, ese que canta como Elvis no sea realmente Elvis.